A lo largo de los años ha sido ampliamente evidenciado el papel protector que ejerce la realización de actividad física (AF) sobre la mortalidad por cualquier causa (1, 2). De hecho, incluso en sujetos que tan solo realizan AF ligera, el riesgo de muerte parece ser menor que en personas sedentarias (3).

Recientemente ha salido publicado un estudio longitudinal (4), The Oslo II study, en el que se siguió a 5738 hombres (nacidos durante 1923-1932) durante 40 años (1972-2012). A través del análisis del estilo de vida, se determinaron factores de riesgo como el perfil lipídico, la presión arterial, el nivel de actividad física, si eran fumadores y si padecían enfermedades previas.

Como principales resultados se halló que realizar menos de 1h/semana de AF ligera no redujo el riesgo de muerte, mientras que por el contrario menos de 1h/semana de AF vigorosa se asoció con 23-37% menor riesgo. Además, la mayor reducción del riesgo (36-49%) se produjo para aquellos con mayores volúmenes de AF vigorosa.  Asimismo, mayores niveles de AF se asociaron con un incremento en la esperanza de vida de 3-5 años. En resumen, vuelve a refrendarse la relación dosis-respuesta que existe entre la AF y el riesgo de mortalidad por cualquier causa: realizar 30 minutos de AF durante 6 días a la semana, independientemente de la intensidad, se asoció con un 40% menor riesgo de muerte.

De igual forma, se estudió la asociación entre el nivel de AF y el tabaco. En este caso, se observó que los hombres inactivos que habían aumentado su nivel de AF en los últimos 12 años (The Oslo I study, 2000), tuvieron un 44% menor riesgo de muerte que aquellos que se mantuvieron inactivos, mientras que aquellos que pasaron de ser activos durante Oslo I a ser sedentarios en Oslo II mostraron la misma tasa de mortalidad que quienes fueron sedentarios durante ambos estudios. Además, se encontró un 31% menor riesgo de muerte entre los que dejaron de fumar entre Oslo I y II con respecto a los que fumaron en ambos. Por último, se halló que aumentar el nivel de AF mostró igual valor predictivo que dejar de fumar sobre el riesgo de muerte por cualquier causa.

Por tanto, se confirma así que realizar AF es tan importante como dejar de fumar, por lo que las estrategias de salud pública dirigidas a la prevención del tabaquismo deberían ir acompañadas de la promoción de la AF en sus planes de acción. Además, como muestran estos resultados, nunca es tarde para modificar estos hábitos, ya que aumentar la AF incluso a avanzada edad puede suponer una gran disminución (mayor del 40%) del riesgo de mortalidad.


REFERENCIAS

  1. Lee IM, Shiroma EJ, Lobelo F, et al. Effect of physical inactivity on major non-communicable diseases worldwide: an analysis of burden of disease and life expectancy. Lancet 2012;380:219–29.
  2. Lollgen H, Bockenhoff A, Kapp G. Physical activity and all-cause mortality; an updated meta-analysis with different intensity categories. Int J Sports Med 2009;30:213–24.
  3. Wen CP, Wai JP, Tsai MK, et al. Minimum amount of physical activity for reduced mortality and extended life expectancy: a prospective cohort study. Lancet 2011;378:1244–53.

Artículo obtenido de la página Fissac – Fisiología, salud y actividad física

www.fissac.com/incrementar-los-niveles-de-actividad-fisica-reduce-la-mortalidad-tanto-como-dejar-de-fumar/

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